JOSE GONZALEZ
Nacido en Gotemburgo, Suecia, en 1978, José González creció en un hogar donde la música siempre estuvo presente. Las influencias de la música latinoamericana heredadas de sus padres argentinos convivieron armoniosamente con los éxitos del pop y el rock inglés y norteamericano, y esa amplia y variada información musical forjó, desde pequeño, el camino a seguir por José. “En casa había una guitarra con la que solía jugar”, rememora González en una entrevista publicada en Internet. “En una oportunidad, mi padre me dio un enorme libro amarillo con acordes de Beatles y otros éxitos de la bossa nova. Me pasé todo el verano sacando temas. Y así fue como aprendí lo básico”.
Tras estos primeros pasos, José encontró su propia senda, inicialmente tocando el bajo en una banda punk, antes de flirtear con el hardcore y el indie rock. Aunque esto de saltar de un género a otro finalmente lo devolvió a la guitarra clásica, y luego de una serie de lecciones de flamenco, a la génesis de su personal estilo. “Quiero que la guitarra sea algo más que un instrumento”, confesó. “Durante bastante tiempo toqué música clásica tanto como flamenco. El flamenco es especial en su toque y en su ritmo, a pesar de una cierta monotonía. Mi manera de tocar la guitarra es una mezcla de todo eso: bossa nova, Beatles, flamenco y clásico”.
Vocalmente, admite la influencia del tono intimista de nombres de la talla de Chet Baker, Elliott Smith y Geoff Farina y reconoce, con satisfacción, el efecto positivo que en su música le ha dado el escuchar a artistas como Cat Power, Tortoise y Joy Division.
Con todo este bagaje musical encima, José debutó como solista en el 2003 con el simple Crosses. El éxito en Suecia y en los otros países escandinavos pronto se trasladó a Inglaterra, donde un sello independiente londinense, Peacefrog, lanzó un EP de cuatro temas (también titulado Crosses) a modo de presentación. Corría febrero de 2005 y la prensa especializada ya daba muestras de veneración hacia el músico sueco de ascendencia argentina. De todos modos, la conquista definitiva del público y la crítica se dio a través de Veneer, su álbum debut como solista que salió disparado al Top Ten británico. Sus continuas apariciones en diversas radios inglesas ofreciendo entrevistas y mini recitales exclusivos le permitieron acercarse a una enorme cantidad de público. Su repercusión comercial consta al punto tal que Heartbeats (primer corte del álbum que en realidad es un cover de The Knife, una banda sueca) ha sido utilizado para musicalizar un comercial de Sony para su producto Bravia.