Por Pablo Martínez Vaquero
Kikí D'akí Con un sobrenombre artístico evocador de la modelo de la belle epoque Kikí de Montparnasse, la vocalista María José Serrano realizó algunos de los más bellos y exquisitos ejercicios del pop español de la primera mitad de la década de los años 80.
Contando con Fernando Márquez ‘el Zurdo’ como gran valedor , Maria José (o simplemente Jose –sin tilde-) encarnó durante un par de años las mismísimas premisas del eterno femenino en el panorama musical estatal. Y es que el ex líder de Paraíso y por entonces cantante de La Mode fue el autor de todo el repertorio que la vocalista registró entre los años 1983 y 1984. Jose había sido la solista de Las Chinas, un quinteto femenino al estilo de las británicas Mo-dettes que llegó a registrar un single para la multinacional RCA en 1980, además de versionar a Ejecutivos Agresivos (‘Te espío’) para la banda sonora de un mediocre filme de la época. Antes, la cantante había hecho coros en la Orquesta Futurama (embrión de los posteriores Radio Futura) mientras seguía muy de cerca los ejercicios periodísticos de Corazones Automáticos, equipo de afilada y crítica pluma musical conformado por los hermanos Auserón hacia 1977 y que trabajaba para revistas como Disco-Express o Sal Común.
En 1981, tras la disolución de Las Chinas, Jose decidió emprender su carrera en solitario, dando fruto dos años después -ya reinventada como Kikí D’Akí- a un excelente single (‘Accidente’ / ‘La ciudad y tú’) editado por el efímero sello independiente Rara-Avis.
Aquel debut discográfico rezumaba efluvios de La Mode por ambas caras del vinilo; exquisito pop para almas sensibles que narraba historias de amores naufragados y azoradas vidas cosmopolitas. La producción corrió a cargo de Yayo Aparicio (productor de La Mode) mientras que los teclados, ejecutados magistralmente por Luis Carlos Esteban (ex teclista de Trastos y Olé-Olé) poseían un colorido armónico muy similar al que caracterizaba las formas musicales de Mario Gil, teclista titular de ‘El Zurdo’. Además, salvo contadas excepciones, el resto de los músicos también habían participado como músicos en el nuevo grupo del ex lider de Paraíso. En aquel primer 45 RPM estaban Antonio Zancajo a la guitarra, Álvaro Cárdenas (hijo de Gloría Van Aerssen, mitad del dúo Vainica Doble) al bajo.
Por otra parte, los sempiternos Manolo Aguilar y Javier de Juan conformaban el afamado tándem rítmico-mercenario de lujo.
Además, aquella opera prima también contó con el piano de Reverendo (ex Paracelso)y el saxo de Arturo Soriano.
A pesar de su pobre distribución, el single impactó en el panorama musical (se hizo un video-clip de ‘Accidente’) y animado por las cualidades vocales y el lujoso arrope humano que rodeaba a Jose, Yayo Aparicio decidió ficharla para su sello, Nuevos Medios.
Así, un año y medio después, en los albores de 1985, Kikí D’Aquí editaba un mini-elepé de título homónimo; un trabajo que incluía las dos canciones previamente editadas en el single más dos nuevos cortes firmados por Fernando Márquez: ‘El Futuro’ y ‘Unidad de Destino’, además de un tema compuesto por éste y Maria José, ‘Bajo tus Luces’.
A renglón seguido, con el objeto de trasladar el repertorio a los escenarios, se formó una banda con músicos nuevos y algún ex componente de Ejecutivos Agresivos.
Entonces se habló de una presentación Madrid y su consiguiente gira por toda España; de un nuevo disco que llegaría con el verano, posiblemente un maxi...
Pero, nada de aquello llegó a ocurrir.
El nombre de María José Serrano se desapareció del panorama musical, quizás, ante la audacia de la ciudad, llevándose con ella a su alter-ego, Kikí D’Akí.
Se habló de su vuelta mil veces, hasta que su recuerdo se fue difuminando.
Reapareció de forma fugaz de la mano de Paco Clavel, para registrar un dueto en uno de los histriónicos trabajos discográficos de éste, y sólo volvió a aparecer en algún que otro dudoso homenaje al pop capitalino de los ochenta.
Dicen que prefirió refugiarse entre los estantes de una biblioteca a intentar sobrevivir en un mundo pop que se veía devorado por la llegada de propuestas menos refinadas.
Y se fue sin hacer ruido, con elegancia y sin rencores. Mientras tanto, sus desconsolados seguidores nos tuvimos que conformar con algún recuerdo puntual en la ‘Flor de Pasión’ del amigo Juan de Pablos, vengador de poperos crónicos y que, además, en el doble álbum que se editó con motivo del vigésimo aniversario de su espacio radiofónico trasladó por primera vez ‘Accidente’ al formato de disco compacto.