Los Ángeles, conocidos anteriormente como Los Ángeles Azules (no confundir con el grupo de cumbia mexicano: Los ángeles azules), es un grupo español de música pop que sobresalió durante los años sesenta y setenta del siglo XX y que ha vuelto a reaparecer como activo a principios del XXI.
Su trayectoria comenzó con el nombre de Ángeles Azules en 1963, denominación que mantuvieron hasta finales de 1966 cuando ficharon por la discográfica Hispavox y eliminaron el apellido azules.
Alcanzaron sus mayores éxitos comerciales entre 1967 y 1971 con las canciones 98.6, Mañana, mañana, Créeme, Momentos, Mónica y Abre tu ventana.
La formación más estable estuvo integrada por Alfonso González (Poncho), Carlos Álvarez , Agustín Rodríguez y Paco Quero.
El guitarrista José Luis Avellaneda sustituyó a Agustín en 1972, después de la marcha de éste último.
En 1976, ‘Poncho’ y José Luis fallecieron en un accidente de circulación que acabó, además, con la existencia del grupo. A mediados de los años noventa, Agustín y Carlos decidieron unirse a Popi González, hijo del desaparecido Poncho, para recuperar al antiguo grupo, en homenaje permanente a un repertorio que perdura en la memoria de varias generaciones.
Primeros pasos (1963-65)
El fundador del grupo Los Ángeles Azules fue el bajista Javier Muñoz Pérez del Pulgar y su primer —y eventual cantante— Julián Granados, que llegaría acumular una extensa discografía. Además, dispusieron de un pianista, Miguel Megías, miembro de familia de músicos de Granada. Junto a ellos, el cantante y baterista Poncho González, y los guitarristas Agustín Rodríguez y Carlos Álvarez, completaron la primera etapa desde 1963 a 1965.
Los Ángeles Azules, también denominados, en ocasiones, como Blue Angels, alcanzaron buena fama en su ciudad y en la Costa del Sol durante ese trienio. Actuaron ante la alta sociedad en el club de Tenis de Granada, en los Jardines Neptuno y en la sala Casablanca, donde constituyeron su primer club de fans.
Grabaron dos E.P.’s (abreviatura de extended play), o discos de cuatro canciones, para la compañía Phillips en Madrid (Estos son los Ángeles Azules y Los Ángeles Azules, fueron sus títulos).
Sus temas de orientación italofrancesa, acreditaban la facilidad del grupo andaluz para moverse por diferentes palos estilísticos, aunque ya anunciaban su predilección por los Beatles al interpretar I saw her standing there.
La influencia de los fab four sobre la personalidad de Los Ángeles se afianzó desde 1965, cuando se convirtieron en un cuarteto guitarrero a imagen de sus ídolos. Javier y Miguel se marcharon a la mili y optaron por una vida alejada de los escenarios. Los Ángeles prescindieron del teclado y de la música mediterránea para centrarse en el pop-rock angloamericano en el que ya se habían iniciado.
El puesto de bajista lo ocupó Paco Quero.
Su estancia primero en la Costa del Sol y después en Madrid aumentó la polivalencia de un estilo que comprendía a Adriano Celentano, los Shadows, los Kinks, los Who o los Beatles.
Salto a la fama (1966-1969)
En Torremolinos formaron parte la mayor movida de ocio en torno a la música que hasta entonces había conocido la juventud española. Allí intercambiaron experiencias con varios artistas extranjeros de los que importarían los modos y ritmos del nuevo sonido. Sus actuaciones en el Top Ten, maduraron la personalidad de los cuatro jóvenes, que ya no se conformaban con versionar las canciones que frecuentaban las listas radiofónicas.
En 1966, grabaron un nuevo E.P en Madrid, esta vez para el sello Discos Berta. Una canción de ese microsurco, titulada Canto a lo español, les supuso cierta popularidad en los medios de comunicación nacionales.
Diariamente, los cuatro músicos granadinos ofrecían conciertos maratonianos en la sala Ales Club. Allí los descubrió el productor musical Rafael Trabuchelli, quién decidió incorporarlos a la discográfica Hispavox donde ya entraron con el nombre de Los Ángeles (sin azules).
Su primer éxito fue la adaptación del tema 98.6 del músico estadounidense Keith.
En aquellos años, lograron su mayor repercusión gracias a Mañana, mañana. Otras versiónes, 'Dime, dime', basada en la interpretación de American Breed, o 'El silencio es oro ' (Silence is Golden) de The Tremeloes, los consolidaron en las listas de éxito. Además, fueron elegidos por el público para actuar en los festivales de El Corte Inglés —que suponían un escaparate extraordinario a finales de los años sesenta—, compartieron cartel con los mejores artistas del momento, figuraron en los programas televisivos de mayor éxito y quedaron inmortalizados en los largometrajes Un, dos, tres al escondite inglés de Iván Zulueta y A 45 Revoluciones por Minuto de Pedro Lazaga.
La fama de su coro a cuatro voces les dio un sitio propio en el repertorio de la época. De su colaboración con Trabuchelli surgieron decenas de producciones.
De entre todas ellas, Momentos y Mónica, conseguirían sublimarlos en el mercado hispanoamericano. Durante 1968, Agustín, Carlos y Paco tuvieron que abandonar su militancia rockera por la prestación militar.
Carlos se aprovechó de una serie de permisos ganados por la admiración que le profesaba un mando del cuartel, y continuó participando de la gira musical. Pero sus dos compañeros no disfrutaron de ese privilegio.
Sus puestos fueron ocupados aquellos meses por los guitarristas/bajistas Santiago Martínez Villa-Señor y Pepe Robles.
Éste último firmaría algunas de las mejores piezas del grupo, como Créeme, considerada "una de las joyas ocultas del pop español", según escribió Salvador Domínguez en su compendio de la música pop española (Bienvenido Mr. Rock) (Fundación Autor, 2002). Robles, tras su paso por Los Ángeles, formaría otra de la bandas emblemáticas de esa etapa, Módulos.
Última época (1970-76)
En 1970, participaron en el festival Varadero 70 de Cuba y desde entonces cuentan con numerosos seguidores en la isla. Treinta años después de aquel acontecimiento, a principios del siglo XXI, la comunidad cubana de Miami agota el taquillaje de los recintos donde Los Ángeles actúan con frecuencia, como por ejemplo el Dade County en cuyo escenario tocaron en mayo de 2004. A partir de esta fecha, el auge de cantautores y solistas en detrimento de los viejos grupos ye-yés relegó a Los Ángeles en las listas de éxito.
A pesar de esa circunstancia, y de la renuncia de Agustín Rodríguez a continuar formando parte del grupo, seguirían trabajando y grabando canciones.
El guitarrista José Luis García Román, conocido en el mundo de la música como José Luis Avellaneda —en recuerdo al apellido de su abuela paterna— sustituyó a Agustín y estabilizó a Los Ángeles que empezaron a componer sus piezas más elaboradas, aunque ya sin el éxito de antes.
Imbuidos por el sonido electroacústico, el folk, algunos guiños al rock latino y varias concesiones a la comercialidad, se mantuvieron en activo hasta el 26 de septiembre de 1976.
Esa tarde, Poncho y José Luis fallecieron en un accidente de tráfico en el que Carlos resultó herido de gravedad.
El turismo en el que viajaban hacia Madrid chocó contra otro vehículo que circulaba en dirección contraria.
Paco, que se dirigía a Granada en la furgoneta de carga, pensaba que en ese momento, a las siete de la tarde, sus compañeros ya habrían llegado a Madrid, donde al día siguiente mantendrían una reunión con Trabuchelli para decidir un futuro abocado a la desaparición.
Sin embargo, ninguno imaginaba que la conclusión de aquellos trece años de trayectoria ininterrumpida sería tan dramática.
Los Ángeles recibieron el homenaje de sus paisanos durante una tarde de lluvia en la plaza de toros de Granada.
Aquel 30 de octubre de 1976, todavía resonaban los acordes de su última canción Nada va a cambiar el mundo que, publicada en verano y relanzada en otoño por el morbo de la tragedia, anunciaba —sin querer— la despedida.
Atrás quedaban decenas de singles, un par de discos recopilatorios (Los Ángeles (1967) y Pequeñas cosas (1972)) y la nostalgia de miles de seguidores